Uno se preguna: ¿porqué teniendo dos inmensas playas desiertas a nuestra disposición, no nos permitieron- las cuidadoras- bañarnos más que en una o dos ocasiones?
Hoy podríamos respondernos «por temor a que algún crío sufriese un acidente, o que alguien se ahogase, o a las corrientes…»
Pero en aquellos momentos nos parecía que estar en la playa- algunos, la mayoría, no habíamos visto el mar hasta entonces- formados y «sobre el propio terreno», con las cabezas metidas entre las rodillas durante horas interminables, era un crimen de lesa majestad. Una refinada forma de tortura.
Aunque resultase cómodo y seguro para las «señoritas» del pito y la pala de pegar.
Scila/
Foto remitida por Juan A.
Este es el lamentable estado actual- según la foto remitida por J. de León- de estas instalaciones que en tiempos fueron un enorme complejo que albergaba cientos- quizás miles- de críos, en su mayoría procedentes del Madrid de la posguerra.El lavadero se ocupaba de lavar y planchar la ropa de cama y los uniformes de los internos que, si no me equivoco, usaban dos diferentes según la época del año.¿Alguien recuerda en qué consistían esos uniformes? ¿Alguién recuerda cómo eran los bañadores?Scila/
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Uffff, las historias que cunetas son realmente espeluznantes. Te felicito por darnos a conocer las barbaridades que se llevan a cabo. Hasta otra
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