Pedro C., nuevo sabinoso

Damos la bienvenida a Pedro que, este caluroso agosto, nos visita por primera vez y nos deja su visión de la Sabinosa. Lástima que no pueda aportar imágenes. Un abrazo amigo. (Scila).



Ha sido una sorpresa muy agridulce descubrir tantos comentarios sobre el preventorio, donde estuve tres meses en el año 54 (con seis años de edad, ahora tengo 62). Aún arrastro el dolor y la tristeza que me causaron aquellas terribles vacaciones: falta de agua, gritos constantes, actitud cuartelera, censura de la correspondencia, palizas, comidas intragables con la amenaza de comerme los vómitos si no controlaba las náuseas (castigo que se cumplió en varias ocasiones)…Todo ello a manos de unas «señoritas» sobre cuyas cabezas espero que la vida haya hecho justicia. Desde luego, envidio a esos satisfechos sabinosos que comieron a placer y disfrutaron de la estancia, pero mi experiencia fue la opuesta. No tengo fotos, aunque conservo aquella bolsa marcada de tela oscura  en la que guardábamos nuestras pobres pertenencias; es como un fetiche morboso que me hace estar cerca de aquel niño asustado que cada noche, antes de dormirse, se desahogaba llorando en silencio. Un saludo.

Manuel

Siento no tener ninguna foto de esa época ni recuerdo nombre alguno. Sí me parece recordar que eran bastantes severos, que de vez en cuando nos llevaban a la playa sólo a tomar el sol y que los servicios de la zona en que estaba yo pasaba el tren muy cerca pues estando en el servicio se oía el tren muy cerca. Que me llevaron a Tarragona en tren desde Madrid estuve tres meses y recuerdo que las comidas eran la mayoria de arroz. Siento no poder aportar más pues tendria la edad 6-7 años.
Un saludo 

m. a. catalá.

Un correo

Manuel V. nos ha dejado una nota en la que afirma haber pasado por La Sabinosa a finales de los años cincuenta. Estaremos encantados de abrirle las puertas de este pequeño rincón, tan sólo le pediremos- como a todos los que llegan- un correo, una dirección de correo electrónico. Y si conserva alguna fotografía del Preventorio suya o del grupo nos gustaría incorporar una copia al archivo general. Esperamos verte pronto por aquí Manuel.
Un abrazo/

Bendita curiosidad

Recientemente se puso en contacto conmigo una joven muy interesada por conocer más de los sabinosos, es amiga o conocida de uno de nosotros, me sentí emocionado ante esta curiosidad mostrada por una persona ajena a nuestras vivencias. Por eso quiero compartir- a continuación- con todos vosotros lo que le respondí.

Hola Esther. Verás, no es que se trate de un asunto relacionado con el espionaje internacional, ni de un secreto de familia que ocultemos a ultranza, se trata de algo difícil de explicar puesto que está basado en la memoria, buena o mala, de unos niños, en su mayoría traumatizados por diferentes y variadas causas. De lo que ocurrió durante y- sobre todo- después de la guerra civil en España sabemos poco, o nada. Unos callan por que fueron actores de los hechos y otros porque fueron víctimas y el miedo caló tan hondo que se llevarán a la tumba sus vivencias. Ocurrieron cosas que nos han horrorizado cuando nos las han contado de otros países, como Chile o Argentina, décadas más tarde. Y me estoy refiriendo exclusivamente a los críos, víctimas fáciles en situaciones en las que desaparece lo poco de humano que queda en muchas personas. El caso de los sabinosos no es tan dramático, aunque dejase secuelas de por vida en muchos críos, pero otros ni se enteraron, o lo recuerdan como una época feliz de su infancia.
Contado en dos palabras, se trata de unas expedicones de críos de entre cinco y doce años que llevaban a un centro denominado La Sabinosa para retirarlos de la calle, de los vertederos de basura en los que buscando trapos o chatarra se ganaban la vida, retirarles del delito precoz y aligerar las obligaciones de las familias más underground del país que, cargados de hijos no podía mantenerles, ni en muchos casos escolarizarles. Eran peones en el campo, o en las ciudades, con ocho o diez años, sometidos a toda clase de maltrato y expuestos a una educación desastrosa. Esos niños, en su mayoría procedían de Madrid, pasaban unos meses en un lugar donde se les alimentaba y poco más, no había escuela y la mayor parte del tiempo se la pasaban desfilando como soldaditos de plomo aterrorizados por los castigos de las cuidadoras. Esas historias, en parte, se reflejan en una web a la que poco a poco van acudiendo los supervivientes. Te daré la dirección con mucho gusto pero me gustaría que antes leyeses este libro: «Mala gente que camina» de Benjamín Prado. Te ayudará mucho a comprender la historia que te estoy esbozando. Tan pronto lo termines de leer me avisas y te conduciré al lugar donde se reúnen, virtualmente, lo que queda de aquellos crios. ¿Te parece bien el trato o tu curiosidad no llega a tanto?
Un beso Esther y gracias por tu curiosidad.


De Miguel P.

Gracias Scila por publicar mi mensaje. Y a Juan por su respuesta, ya suponía que era María Tutor, hay caras que no puedes olvidar. La primera vez que estuve fue de Diciembre del 59 a Marzo del 60, tenia 7 años y estaba en el pabellón 5B con la señorita Caty, eran dos hermanas la otra se llamaba Sebastiana, si alguien las recuerda. Caty, la recuerdo como muy fría pero guapa. Luego estuve en el 61 y 62 en el pabellón 2B, con la maravillosa Maria Tutor, una mujer especial.
Sólo recuerdo a un chico: Monedero, que recibía muchos paquetes con caramelos y los repartía con los compañeros. No recuerdo mucho pero, poco a poco, si nos vamos reconociendo, podemos ir recordando. Yo encontré este blog en Agosto, no manejo bien Internet pero, poco a poco, me voy haciendo. Es otro mundo, poder dar con gente de hace 50 años. De los castigos, las comidas, y otras cosas, ya sabemos todos que eran horribles.
Un saludo para todos y gracias a ti, Scila, por este blog.



Miguel P.

José F. Gil, nuevo sabinoso

José F. nos ofrece su visión de una corta estancia en la Sabinosa en los años sesenta, junto con dos fotografías que más bien parecen de los años cincuenta. Nuestra bienvenida más calurosa a este nuevo miembro.
Scila/
Scila

Este Agosto, durante las vacaciones en Tarragona, sentí la curiosidad imperiosa de visitar el Preventorio. Por casualidad encontré esta web y, como no, querría participar contando alguna anécdota, sólo me queda darte gracias por el trabajo que estás realizado Scila.


Me llamo José F., soy de Logroño, y también estuve en esa cárcel. Tenia nueve años y, aunque no recuerdo la fecha, creo que fue el 65 o el 66- de octubre a diciembre- mi pabellón era el 2B. Salimos de Logroño 10 niños en una ambulancia, el conductor y otro individuo, el falangista de turno. Mis padres me habían apuntado pensando que iba de vacaciones y a estudiar, y pasarlo bien, pero nada más llegar me di cuenta en donde me había metido. Mi estancia allí fue una perdida de tiempo, tengo que decir, que intenté pasar lo mas desapercibido posible y lo logré, personalmente no tuve grandes problemas, pero al mi alrededor vi autenticas barbaridades.
Para no alargarme mucho, comentaros alguna anécdota que me afecto muchísimo. Los niños que se orinaban por la noche, estaban condenados a sufrir las broncas que le echaban y les ponían un letrero en la espalda que decía: «POR MEON», les hacían recorrer todo el preventorio así, para la risión del resto de niños. Junto a mi cama había un compañero que se orinaba y, por la noche a la hora de acostarnos, este compañero, estaba temblando, porque sabia que al día siguiente le iban a poner otra vez el dichoso cartelito. 
Tengo que decir que en nuestro grupo había buen compañerismo, quizá por sentirnos tan indefensos y por defendernos ante las posibles amenazas de estos fascistas, y ayudábamos en lo posible a ese compañero. Otra de las cosas que me afectó, y que le tenia un odio insostenible, era cuando nos llamaban a las duchas, éramos como corderitos, nos desnudaban a todos y nos metían en las duchas con agua fría, las carceleras falangistas nos cogían uno por uno, y con un esparto nos restregaban todo el cuerpo, salíamos con la piel enrojecida. Bueno no quiero ser pesado, todos creo que tenemos las mismas experiencias. Mi propósito de este contacto, es facilitar este par de fotografías por si alguno se reconoce.
Een la foto 1 soy el de la izquierda (agachado) y, en la foto 2, soy el cuarto por la izquierda, segunda fila.
Un saludo.

Visitantes


Fotografías del río Cubia.
Lugar: Asturias.
Autor: Luís M.




Nos visita «Candal.Astur», lástima que no nos haya dejado unas palabras, que nos hablase de su interés por «los sabinosos». ¿Tal vez también él, o algún pariente próximo, lo sean? En cualquier caso agradecemos su interés y el tiempo que nos dedica. En su honor colgamos esta fotografías del río Cubia, cuyo autor es el asturiano Luis M.

Anónimos

Hoy nos han dejado un mensaje interesándose por ciertos aspectos de lo ocurrido en el Preventorio e, incluso, por la historia del guardián (no el del centeno) de las ruinas. Contestaremos sus peguntas tan pronto nos deje un e-mail de contacto, no pedimos más, ni siquiera debe registrase, pero al menos un correo donde dirigirnos, sí.